Las chicas de Angel Creek by Leslie Wolfe

Las chicas de Angel Creek by Leslie Wolfe

autor:Leslie Wolfe [Wolfe, Leslie]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2021-08-16T00:00:00+00:00


CAPÍTULO VEINTINUEVE

Puntos en un mapa

Elliot conducía en silencio, mirando de vez en cuando a Kay, preguntándose en qué estaría pensando. Parecía tensa, molesta por algo. También parecía cansada, lo cual no era ninguna sorpresa, pero él sabía que no debía decírselo ni preguntarle por qué tomaba ibuprofeno como si fueran pastillas de menta. Todo ese caso se había convertido en una completa locura, y eso debía estar haciéndola subirse por las paredes. Y Julie llevaba casi tres días desaparecida; no tenía que preguntar nada para saber que era en eso en lo que pensaba su compañera casi todo el rato. ¿La encontrarían viva, y cuándo? ¿Cómo, si no habían descubierto ni una sola pista viable en todo ese tiempo?

Ella había estado mirando por la ventana, pensando intensamente. Conocía su forma de reflexionar: una profunda arruga en la frente y un leve movimiento en los labios, como si las palabras quisieran salir a borbotones de su boca, pero ella las mantuviera encerradas.

Y la estúpida lluvia que no se iba todavía. Toda la comisaría, empapada y agotada, estaba atascada con accidentes de tráfico y tareas de seguridad; las llamadas de emergencia llegaban más rápido de lo que nadie podía atenderlas, sobre todo desde que los desprendimientos habían empezado a aparecer a diestro y siniestro. A través de la borrosidad de los limpiaparabrisas puestos en marcha a toda velocidad, dirigió una mirada de preocupación a la colina Ash Brook y vio que el suelo había empezado a partirse por un lado, amenazando con llevarse por delante un tramo de la interestatal. Y, si eso ocurriera, estarían jodidos, aislados y sin acceso a los hospitales y servicios de urgencias de Redding.

Pero Kay no pareció darse cuenta.

—Al menos, sabemos quién mató a mi víctima —dijo él con voz tensa, casi estrangulada, a pesar de su intento de parecer desenfadado.

—Ajá.

—No sabemos por qué ni quién era, pero yo diría que es un resultado decente para un desconocido.

Y entonces, silencio, pesado y tenso excepto por el sonido del motor y el zumbido de las escobillas limpiaparabrisas contra el cristal mojado. De vez en cuando, un relámpago golpeaba el suelo a lo lejos, acompañado de un trueno lejano y retumbante, apenas perceptible.

—¿Qué piensas del asesino de Cheryl? —le preguntó. Ella siempre veía más en las declaraciones de los testigos y en las pruebas que cualquier otra persona con la que él hubiera trabajado.

Tras un largo silencio, respondió, volviéndose hacia delante y mirando la carretera desierta que tenía enfrente.

—Hay algo raro en todo este caso, Elliot. Es como si todos hubiéramos bajado por la madriguera del conejo blanco y aterrizado en un universo paralelo. La gente actúa como si nada, totalmente imperturbable, ante cosas que están a kilómetros y kilómetros de la normalidad. —Bajó la mirada un momento, con el ceño aún más fruncido—. Nunca me he sentido tan impotente ante un caso. —Su voz se entrecortó—. ¿Cheryl disparó a tu víctima a sangre fría o en defensa propia? Quizá nunca lo sepamos.

—Cuéntamelo todo —le pidió Elliot—. No he estado para enterarme de las mejores partes, o eso parece.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.